Los nombres de la derrota

Siento -ojalá no me equivoque- que este libro servirá, al menos, para iniciar el ruido investigador que un hecho inmenso como la guerra se merece.

Como lo merece la memoria de los muertos. Como lo merece toda la argentinidad que olvidó emocionada desocupación, miseria y drama cotidiano para volcarse a una causa a la que se entregó sin pedir nada a cambio.

Si eso ocurre, me doy por satisfecho: el país empezará a conocer la verdad de Malvinas, y tendrá un problema menos.