La batalla de las Malvinas

Las guerras son producto de una política nacional, o de la carencia de ella.

Si dos buenos amigos se disputan el amor de una mujer, poco interesa quien la vio primero. Quién más la ame, más peleará. Esta breve sinopsis de un conflicto clásico es sólo la anécdota, el argumento de la historia es que sobre la amistad prevalece el amor.

Los británicos demostraron que su relación afectiva hacia las islas es tan profunda como la de los argentinos. Bajo nuestra avalancha de declaraciones amorosas se agitaba el temor a la frustración, la terrible necesidad de autoafirmación, la culpa por la ruina económica de un país pletórico de bienes naturales.

La guerra afecta a todos los ciudadanos y por lo tanto es

absurdo renunciar a su análisis o delegarlo a los "expertos" de

la televisión, éstos justamente se lucieron por sus desatinos.

Ninguna politica nacional funciona sin la participación cons- ciente o subconsciente del pueblo, pero el fervor declamatorio de la masa o de sus dirigentes no es función de ella sino de su rela- tividad.

Las opiniones del autor sobre la conducción militar del conflicto, son exactamente eso: opiniones. La solidaridad exaltada por el conflicto entre civiles y militares, incluye la crítica de los actores, riesgo natural de quienes suben al escenario por voca- ción, necesidad o en busca de aplausos.