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Los Pichy-cyegos. Visiones de una batalla subterránea

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Había una guerra, y en esos días, los personajes de las novelas seguían "encendiendo" cigarrillos, "descendiendo" escaleras y "ascendiendo" a "automóviles". Desde cualquier lugar, les "extendían" objetos, o ellos "extendían" alguna cosa a su "interlocutor". Los ricos de los libros del país gozaban, o padecían dolores metafísicos, mientras sus pobres, que no habían accedido a los beneficios de las escuelas del país, gratuitas y laicas, en todos los sentidos de ambas expresiones, hablaban un lenguaje imaginario, parecido al de las mucamas esclavizadas en las casitas de clase media donde los mismos libros solían escribirse. Algunos locos atravesaban el aire negro haciendo señas; nadie los vio.

Mientras, desde el Estado, una alianza de hombres de empresa y hombres de armas en vísperas de su retiro, emitía sus proclamas y sus jingles: un ruidito uniforme. Bailábamos. Todo el país era una inmensa retaguardia desbandándose en círculos alrededor del mismo punto. En esos días fue concebido el plan de Los Pychy Cyegos [sic]. La versión que ahora publican es la misma que desde junio de 1982 ha sido hojeada y calculada por la mayoría de las editoriales argentinas y no fue escrita "contra la muerte" ni contra la idea de la muerte y la idea de la guerra, sino contra la realidad que impone un mismo estilo hipócrita de realizar la guerra y la literatura (Fogwill, 1983).

Este libro se encuentra en nuestro acervo bibliográfico.